Los recursos naturales de las colonias europeas del siglo XIX

Aceite de palma, semillas, algodón, y arroz fueron algunos de los principales productos de las colonias europeas en Asia y África durante el siglo XIX.

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Los recursos naturales de las colonias europeas del siglo XIX

La expansión imperialista durante el siglo XIX

Desde el siglo XVI la posibilidad de hacer viajes trasatlánticos movió a Inglaterra, Francia, y España a buscar y colonizar territorios en el nuevo continente. Sin embargo, una nueva etapa de colonización inició desde finales del siglo XVIII y se extendió durante el siglo XIX como resultado de la Revolución Industrial que demandaba un creciente número de materias primas. Este proceso se acentuó aún más tras los movimientos de independencia de las colonias americanas, de ahí que los extensos territorios de África subsahariana y Asia, poco explorados por Occidente hasta entonces, cobraran interés para las entonces potencias imperiales. Es así como Británicos,  Franceses, Holandeses, Germanos, iniciaran expediciones hacia el oriente y el sur con el objetivo de conseguir nuevas fuentes de materia prima, y fortalecer su economía y poder político.

“Recolectores de clavo en Zanzibar”, Africa through a lens (sin fecha, puesta en línea 2012), Wikimedia commons

Los recursos de África colonial

Desde el siglo XVII expediciones náuticas europeas, sobre todo germanas y portuguesas habían establecido estaciones de paso en el sur de África como lugares seguros para parar en sus rutas hacia el  oriente, sitio atractivo por sus especias y otros productos que  alimentaron la imaginación y el comercio de entonces. Tales  estaciones permitían a los expedicionarios recolectar frutas y  vegetales, y funcionar como puntos para el comercio de esclavos. Sin embargo, sería hasta inicios del siglo XIX que los territorios africanos  resultaran objeto de interés para los imperios europeos, ya no sólo como lugares de paso sino como colonias que les proveyeran de ventajas comerciales estratégicas y materias primas para la industria. A partir de 1830, año en que Francia colonizó Argelia, y durante todo ese siglo, tanto el imperio francés como el británico, entre otros buscarían el dominio y control de ese continente. Ese interés creció a tal grado que el periodo transcurrido entre 1884 y 1898 es conocido como “la repartición de África”, misma que benefició a Gran Bretaña y Francia, pero también a Bélgica, Alemania, Portugal, Italia y España.

Los dominios coloniales ofrecieron a sus imperios de un importante volumen de recursos naturales entre los que destacaron materias  primas como combustibles, fibras (algodón y lino), colorantes, caucho y otras resinas, aceites, maderas finas y metales, así como  otros productos de alta demanda como especias, semillas de sésamo, frutas secas, azúcar, té, cacao y café. A partir de 1830  estos productos sobrepasaron por mucho las ganancias obtenidas por el comercio de esclavos (aunado a la gradual abolición de la esclavitud  derivada del liberalismo y la ilustración), lo que condujo a lo que los  historiadores denominan “la transición comercial” centrada en estos productos agrícolas. Dicha transición se acentuó con el desarrollo de otros elementos de la economía capitalista como los créditos  comerciales, facilidades portuarias y fortalecimiento de las relaciones mercantiles. Algunos de estos productos, como el aceite de palma, la goma y cacahuates provenientes de África occidental, y el caucho  proveniente de el Congo lideraron el mercado mundial de esos años.

“La repartición de Africa 1880-1913”, davidjl123 (2014) Wikimedia commons

Recursos de Asia colonial

Desde épocas muy tempranas, los textiles provenientes del lejano oriente eran productos muy apreciados para el comercio, tanto al interior de Asia como en Europa. Lo mismo sucedió con las especias a partir de la Edad Media, época en que llegaron a Europa gracias al intercambio cultural derivado de las Cruzadas. Tales productos estimularon los viajes transoceánicos, haciendo que exploradores portugueses como Vasco de Gama buscaran rutas marítimas hacia Oriente, con lo que a partir de 1497 quedó establecida la llamada Ruta de la Seda. Durante las siguientes centurias el comercio con regiones asiáticas, sobre todo con India no cesó, siendo las telas como el algodón, el calicó (algodón rústico), la seda y el índigo los productos más codiciados y comercializados. Sin embargo, de modo similar a lo que ocurrió con los territorios africanos, la revolución industrial impulsó los intereses imperialistas de potencias europeas como Gran Bretaña, Francia, Rusia y España que emprendieron la colonización y dominio de estos territorios con la  finalidad de obtener el control de la producción y comercio de materias primas. Durante el siglo XIX, los productos de la colonias europeas en  Asia más importantes fueron la fibra de algodón, el algodón rústico,  arroz y azúcar, productos que rebasaron en volumen el anterior  mercado de especias y seda. Sin embargo, a la vuelta del siglo la producción de algunos de estos productos, entró en competencia con la de otras latitudes. Tal fue el caso de la fibra de algodón como  materia prima, que durante décadas posicionó a India Británica como líder de mercado pero que fue desplazada a finales del siglo XIX por  Estados Unidos.

“Colonias europeas en Asia, finales del siglo XIX”, Philipandrew (2015), Wikimedia commons

Conclusión

La explotación de los recursos naturales de Asia y África por parte delas potencias europeas no terminó con el fin del siglo XIX. Sin embargo, otros procesos como el descubrimiento y aprovechamiento de los combustibles fósiles, o la invención de sistemas de refrigeración modificó la demanda, producción y comercialización de los mismos, de  tal suerte que la comercialización de algodón disminuyó y en cambio  otros productos perecederos ganaron mercado. A su vez, los términos de esta explotación y su comercio se vieron notoriamente afectados por procesos internacionales que tuvieron lugar en el siglo XX como las dos guerras mundiales, o la gradual descolonización de estos territorios.

“Recursos naturales provenientes de las diferentes regiones del mundo”, Khoury (2016) Wikimedia commons

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ReactivoVF
Las potencias europeas tuvieron interés en colonizar África y Asia desde el siglo XV.

Desde que iniciaron los viajes transocéanicos las expediciones europeas buscaron rutas y estaciones seguras para el comercio de productos del lejano oriente.

La revolución industrial impulsó el interés de los imperios europeos en el continente americano.

Aceites, resinas, maderas finas, té, cacao y café fueron algunos de los recursos naturales más producidos por las colonias europeas en África.

Durante el siglo XIX la seda, el arroz y el caucho fueron los principales recursos de exportación de las colonias europeas en Asia.

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