Origenes de la Segunda revolución industrial

Sin duda acompañó a la Segunda revolución industrial la necesidad de grandes capitales para empresas que nacían con dimensiones mayores que la Primera revolución industrial

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Origenes de la Segunda revolución industrial

La Segunda revolución industrial se inició en la segunda mitad del siglo XIX y prosiguió hasta mediados del siglo XX. Se basó en la electricidad, el motor de explosión utilizado particularmente por el automóvil y el aeroplano, aparatos que utilizan la gasolina, un derivado del petróleo, a su vez, el segundo elemento de esta revolución. Un tercer elemento fue la química orgánica. El acero es otro de los elementos productivos que caracterizan a dicha revolución. Estamos hablando aquí de innovaciones que desde el punto de vista científico, son más complejas que las de Primera revolución industrial y por ello precisan mayores niveles de cultura y educación, tanto para crearlas como para utilizarlas.

Sin duda acompañó a la Segunda revolución industrial la necesidad de grandes capitales para empresas que nacían con dimensiones mayores que Primera revolución industrial y cuya tendencia era a crecer aún más. Esto generó un doble proceso: por una parte la necesidad de encontrar posibilidades más sólidas de financiamiento que las  privadas; por la otra parte estimuló el progresivo aumento del tamaño de las unidades productivas. En países como Estados Unidos y Alemania, se consolidó la gran empresa; además estas proporcionaron un incentivo más a la concentración de la población en grandes centros urbanos, al tiempo que favorecieron la formación de potentes sindicatos de sector.

Electricidad

El uso de una fuente energética distinta distingue a la Segunda revolución industrial de la primera: si la primera se basó en el carbón mineral para generar el vapor, en la segunda se usaron la electricidad y el petróleo. Dichas fuentes energéticas con el complemento del motor de combustión interna siguen siendo hegemónicas frente a otras alternativas posibles actuales como la energía nuclear, la solar y el gas natural. En tanto que los experimentos científicos con la electricidad y la investigación teórica de la materia se inician en el siglo XVIII, su aplicación en la industria a gran escala data de fines del siglo XIX, ya que las primeras estaciones generadoras comerciales en Londres, Milán y Nueva York, se inauguraron en esos años. La electricidad tuvo, desde el principio, varios empleos: como fuente de luz, energía y calor: también es necesaria en la refinación del cobre y del aluminio y en la producción de sosa cáustica. La producción comercial del aluminio data de este periodo (1886). Para los procesos de fabricación en general, la electricidad hace posible el control exacto que permite la completa mecanización de la industria moderna.

Petróleo

El petróleo era conocido desde la antigüedad, pero su extracción y utilización masivas son de la segunda mitad del siglo XIX y forman uno de los pilares de la Segunda revolución industrial. Debido al mismo desarrollo de la tecnología se encontraron grandes yacimientos petrolíferos, y fue posible extraer y refinar el hidrocarburo. Empieza entonces la era de este energético tan importante. Primero se descubrieron grandes yacimientos en Pensilvania en 1859. La Standard Oil se fundó en 1870. Un momento clave en el desarrollo de la explotación petrolera es la invención del motor de combustión interna (1860).

Química industrial

Con anterioridad eran conocidos y aplicados algunos procesos químicos en la metalurgia, el curtido y la fermentación. La química industrial, bajo la forma de industria individual y de gran escala, se originó en los últimos treinta años del siglo XIX. Fueron importantes avances en la producción debido a logros científicos. Corresponden a este periodo el proceso Solvay para producir carbonato de sodio y los procesos catalíticos para la fabricación del  ácido sulfúrico y amoniaco.

Acero

Se afirma que el producto que simboliza con mayor claridad los adelantos tecnológicos finales del XIX es el acero, que sustituyó progresivamente al hierro, en los sectores del transporte (ferrocarril, barcos acorazados), la construcción, la maquinaria y algunos bienes de consumo. El incremento de su producción fue enorme: de 400 mil toneladas producidas en 1870 en los principales países europeos se alcanza la cifra de 32 millones de toneladas en 1913, ochenta veces más. La evolución Estados Unidos es muy parecida. El acero tiene algunas propiedades esenciales en la construcción de máquinas como los motores de combustión interna, los generadores eléctricos y las turbinas de vapor. Cuando se introdujeron los rieles y las locomotoras de acero aumentaron el volumen de carga y la velocidad de transportación.

Conclusión

La Segunda revolución industrial significó un gran avance tecnológico y científico que impactó a casi todos los ámbitos económicos, desde los transportes y la medicina, hasta la comunicación. Sin duda, ello cambió el mundo, acortó las distancias para el intercambio de mercancías, mejoró cuantitativa y cualitativamente la productividad, amplió el desarrollo de la ciencia aplicada a la industria y revolucionó el sistema económico capitalista al entrar en una nueva fase el capitalismo industrial.

Museo Virtual. Adentro y afuera

Observa con cuidado las siguientes imágenes: Adolph Menzel: La fundición, 1875. National Galerie de Berlín y Robert Friedrich Stieler: Vista de la fábrica BASF en Ludwigshafen, Alemania en 1881.

Autoevaluación

Siglo XIX
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Segunda revolución industrial
La fundición
protección
Alemania
puerto
caótico

I.¿De qué siglo son las imágenes? .

II.¿A qué época corresponden ambas imágenes?.

III. ¿Qué país está representado en las imágenes?.

IV. ¿El nombre de la primera obra es? .

V. Al revisar la primera obra observamos que los obreros trabajan sin medidas de:.

VI. En la obra de Menzel el ambiente de la fábrica se nota lúgubre y .

VII. Para poder movilizar su producción, las fábricas de Ludwigshafen están cerca de un .

VIII. Lo que más resalta de la imagen de Stieler son la gran cantidad de fábricas y sus .

Todas estas invenciones tuvieron implicaciones en la forma de organización de las empresas y la vida cotidiana (tecnología en el hogar, educación, tiempo libre, trabajo, reivindicaciones sociales) y uno de los aspectos más destacados fue la migración del campo a la ciudad en todos los países que se fueron industrializando su producción, desde Inglaterra hasta las nacionales latinoamericanas.