Vida cotidiana y ocio en las revoluciones industriales

Los avances en la productividad industrial y la legislación otorgando jornadas de trabajo más cortas a los obreros, son elementos a considerar cuando hablamos del tiempo libre.

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Vida cotidiana y ocio en las revoluciones industriales

Formas de entretenimiento

El ocio y el deporte

Durante las dos fases de la Revolución industrial, los avances en la productividad y la legislación sobre jornadas de trabajo más cortas, son elementos a considerar cuando hablamos del tiempo libre. Ese mayor tiempo libre que van ganando los obreros, también implica que las ciudades tengan espacios para utilizarlo, y es en ese sentido que se desarrollaron ciertas formas de sociabilidad que no fueron exactamente las mismas para las diversas clases sociales, aunque hubo coincidencias. La lectura en grupo, la taberna y la iglesia son actividades y sitios en donde pasar el tiempo libre. Posteriormente, como consecuencia de la sindicalización, se desarrollaron entre los obreros ciertos espacios como “la casa del pueblo”, iniciada por el Partido Socialista Alemán e imitada por muchas otras organizaciones sindicales y partidistas.

Como en el caso de las clases acomodadas, las clases populares también tienen en la práctica del deporte, desde finales del siglo, otro espacio de encuentro. Los dos deportes más practicados fueron el fútbol y el ciclismo, en torno a los que nacen clubes y agrupaciones de deportistas y, progresivamente, de seguidores y espectadores. El deporte más popular fue, sin duda, el ciclismo, dada la repentina difusión de la bicicleta como medio de transporte de la clase obrera desde fines del siglo XIX...

(Véase Villares y Bahamonde, El mundo contemporáneo: Del siglo XIX al XXI, p.103-104)

Otro elemento que contribuyó al desarrollo deportivo en la sociedad, además de la difusión del deporte entre las clases burguesas y obreras, fue la introducción de su práctica en las escuelas. Los ingleses difundieron varios deportes a nivel mundial, como son los casos del atletismo, el rugby, el hockey, el fútbol, remo, boxeo, tenis, etcétera. En el siglo XX hay una gran unificación del deporte debido a que se establecen las reglas de cada una de las disciplinas mencionadas. En Estados Unidos se inventaron y difundieron varios deportes como el basketball, el baseball (derivado del cricket inglés), el fútbol americano (derivado del rugby). A nivel mundial, uno de los mayores eventos es el celebrado cada cuatro años: los Juegos Olímpicos, cuya etapa moderna se inició en 1896 gracias a la iniciativa del pedagogo francés Pierre de Coubertin.

Fuente: staticflickr

La lectura, los cómics y el cinematógrafo

El incremento de la prensa tiene que ver con la mayor alfabetización de la sociedad. La lectura se extendió considerablemente como consecuencia de los adelantos tecnológicos en la prensa. Los periódicos de masas y los libros baratos “de bolsillo” alcanzaron éxitos notables. Las llamadas “novelas por entregas”, publicadas por episodios en los grandes diarios, llevaron al éxito a grandes escritores de la talla de Charles Dickens en Inglaterra, o Julio Verne en Francia, por mencionar algunos de los más conocidos. Pero la cultura de masas no se detuvo ahí. Las tiras cómicas (o comics) comenzaron a publicarse en los periódicos más importantes y pronto fueron una de sus atracciones, hasta que se publicaron en forma independiente comic-books. El cinematógrafo, inventado tanto por los franceses Lumière como por el norteamericano Edison, creció en su impacto y alcances como un gran fenómeno de masas que perdura hasta nuestros días.

Fuente: wikimedia

Louis y Auguste Lumière. Inventores del Cinematógrafo.
Noches iluminadas

Con la Segunda revolución industrial dejó de ser un problema la oscuridad en las ciudades a la caída de la tarde. Así, a fines de 1813 en Londres, se iluminó con lámparas de gas el puente de Westminster y muy pronto el barrio de San Margaret y el resto de la ciudad. En 1877 las calles de París y en 1882 las de Berlín estaban ya iluminadas con focos eléctricos y esta forma de iluminación fue introducida también en las viviendas.

Industrialización, comida, comodidades

Con respecto a las comidas y los utensilios se produjeron algunas innovaciones: aparecieron las conservas (en principio solo extractos de carne y sopas), si bien las patatas continuaron siendo el alimento básico del pueblo; irrumpió la margarina en 1866 y el primer edulcorante de sacarina en 1879. Los progresos industriales facilitaron la introducción de cubiertos fabricados con aleación de metales. La diferencia entre la ciudad de Londres del siglo XVIII y la del XIX resulta abismal. No era solo la iluminación nocturna de las calles, sino otras cuestiones inherentes a la industrialización. Irrumpió el ferrocarril creando una arquitectura propia de las estaciones; también lo hicieron los barcos a vapor, los tranvías, las grandes máquinas y las bicicletas, las canalizaciones higiénicas bajo unas calles asfaltadas y secas; las cerillas; las máquinas de coser; los cuartos de aseo, los lavabos con agua caliente y fría; la calefacción; las plumas de acero y el papel secante. Incluso las viviendas comenzaron a ser mejores (…) Parecía un mundo nuevo el que había resultado de la industrialización, más cómodo, más rico en general y confiado en el futuro gracias al incremento de la producción...

Entre las aportaciones positivas de la civilización urbana, decían sus defensores, se encontraba el establecimiento de los grandes servicios públicos. Tras una primera etapa de crecimiento incontrolado, éste se había reconducido hacia un planeamiento urbano que comprendía el pavimentado de las calles con aceras, la construcción de cloacas, la creación de parques y jardines, lavaderos, baños municipales, etcétera. Uno de los más importantes servicios públicos fue el aprovisionamiento de agua, ya que los antiguos aguadores no eran suficientes. (Véase José Leonardo Ruiz Sánchez, Historia de la humanidad, La sociedad del siglo XIX, t. 26).

Fuente: wikimedia

Uno de los inventos claves del siglo XIX: el teléfono. Fuente: Historia de la Humanidad, La sociedad del XIX, Arlanza ediciones, p. 80.

Aunque, como sabemos, una gran parte de la población de dichas ciudades de las grandes potencias industrializadas no tenían acceso a esas comodidades, y mucho menos los habitantes de los países colonizados o semicolonizados.

Autoevaluación

Los avances en la productividad industrial y la legislación otorgaron jornadas de trabajo más cortas a los obreros, el tiempo libre promovió la práctica de distintas actividades deportivas; otro de los elementos que contribuyó al desarrollo deportivo fue:

El incremento de la prensa derivó, principalmente en: