Transporte terrestre
Durante el mercantilismo en Europa, conforme se desarrollaron los viajes por tierra gracias al incremento del comercio, hubo una constante mejora de sus infraestructuras. Se abrieron posadas para que los viajeros pudieran pasar la noche y postas si necesitaban cambiar de caballos. También se construyeron puentes y se dispusieron barcas de pasaje. Había también puestos fronterizos que controlaban el tránsito.
Los puentes tenían un papel crucial. Aunque muchos riachuelos podían vadearse, los puentes o las barcas de pasaje eran esenciales cuando una carretera importante llegaba a un río. Como ninguna autoridad estaba obligada a construirlos, a veces los puentes eran construidos por benefactores privados, ocasionalmente lo hacían las autoridades ciudadanas, y otras, los especuladores que esperaban cobrar a todo viajero que pasase por ellos.
Los viajeros formaban un grupo muy heterogéneo. Los reyes y los aristócratas que contaban con propiedades estaban en constante movimiento, viajaban con su séquito a caballo, en tanto que sus mujeres, sus hijos y su equipaje los acompañaban en carromatos de cuatro ruedas, tirados por bueyes. Dichos vehículos se parecían a los de los campesinos que desde hacía mucho se usaban en los pueblos.
Había vehículos grandes con ejes fijos y con llantas de acero para adherirse mejor al terreno blando; aunque los caminos eran agrestes y el viaje desagradable.
Los comerciantes casi siempre viajaban a caballo, y llevaban las mercancías a lomos de bestias de carga. Por seguridad, los comerciantes viajaban en caravanas, mientras que las personas que no tenían dinero viajaban solas y a pie.
De los carromatos se derivaron los coches o diligencias, provistos de una cubierta y ventanas para enfrentar el mal tiempo, suspensión, que los hacía más cómodos, y armazón más liviana, que los hacía más rápidos. La palabra “coche” se usó para designar a este vehículo en el siglo XVII. Dichos vehículos provenían de la ciudad húngara de Kocs, donde se fabricaron o se utilizaron por primera vez. El coche fue durante mucho tiempo exclusivo de la aristocracia.
El uso del coche se generalizó en el siglo XVIII. Al mismo tiempo, se simplificó su construcción, se hizo más compacto y cómodo y podía llevar un elevado número de pasajeros- hasta doce- en el caso de los mayores.