Son incontables los cambios propiciados por la ciencia y la tecnología durante los siglos anteriores a la Revolución Industrial. La vida cotidiana cambió paulatinamente, puesto que muchos de esos inventos no llegaron a la mayoría de la población, al menos directamente. Sí hubo casos –muchos- en los que sí sucedió.

Pensemos en las consecuencias de los descubrimientos, las conquistas y la llegada de productos desconocidos que poco a poco invadirán al mundo europeo: el tabaco, el chocolate, el jitomate, la papa y tantos otros. Naturalmente, al principio sólo fueron consumidos y enriquecidos en su uso por los sectores más altos de la población, por su escasez y precio alto.

Más directa y rápidamente impactó a la población europea la llamada “revolución de los precios”, un proceso inflacionario a consecuencia de la llegada de metales preciosos al continente.

La lectura, por ejemplo, derivada de la invención de la imprenta por Gutemberg, propició la difusión de la cultura, así como la adquisición de hábitos de lectura.

En un famoso estudio titulado "El queso y los gusanos", que analiza el proceso inquisitorial contra un molinero italiano del siglo XVI (Menocchio) condenado por sus ideas relativas a la religión, el autor, Carlo Ginzburg, afirma:

“Dos grandes acontecimientos históricos hacen posible un caso como el de Menocchio: la invención de la imprenta y la Reforma. La imprenta le otorga la posibilidad de confrontar los libros con la tradición oral en la que se había criado y le provee de las palabras para resolver el conglomerado de ideas y fantasías que sentía en su fuero interno…”

(Ginzburg, 1997)

Pensemos en la importancia de la imprenta para la difusión de la propia Reforma protestante, así como de innumerables aspectos de la ciencia, la filosofía y el arte.

A su vez, la fabricación de lentes mejoró la situación de una cantidad creciente de personas con problemas de vista, al tiempo que ayudó a la investigación del cosmos y de la vida. La medicina experimentó un crecimiento cualitativo y ayudó a mejorar la calidad de vida de la población, pese a que siguieron existiendo algunas epidemias mortales y ciertas hambrunas que mataron a mucha gente, sobre todo en el siglo XVII.

Un ejemplo de lujo y al mismo tiempo de cambio en la mentalidad, es representado por la invención de los relojes mecánicos y su uso, tanto en los edificios públicos como en las casas-habitación, y posteriormente como instrumento de bolsillo. El siguiente texto nos ilustra acerca de la importancia del reloj mecánico:

El reloj mecánico

Los primeros relojes domésticos son de finales del siglo XV. Había uno en Cótele House, en el suroeste de Inglaterra, ya hacia 1485, pero es bastante significativo que estuviese en la capilla privada y que accionase una campañilla que daba las horas. Hacia 1535, el Sire de Gouberville, en Normandía exhibía un horloge entre el mobiliario de su casa señorial.

Más o menos a partir de esa época los relojes se hicieron más corrientes en las casas de los ricos y de los poderosos, y en las grandes ciudades hasta se podían encontrar relojeros. Ya a finales del siglo XVIII, había relojes, generalmente con un mecanismo de péndulo y cointrapesos, en la mayoría, si no en la totalidad, de las grandes casas, y antes del final del siglo, el número de relojes había aumentado hasta tal punto, que era normal encontrar relojes en los hogares de los pequeños burgueses o de los labradores ricos...

la historia del reloj de bolsillo corre paralela a la del reloj de caja. Su mecanismo se regía por un muelle en espiral, y sólo por esto no pudieron producirse en cantidades importantes hasta el siglo XVI o XVII. Los primeros relojes de bolsillo estaban tachonados de joyas y muy ornamentados, hasta el punto de resultar más decorativos que prácticos. No fue hasta el siglo XVIII cuando llevar un reloj de bolsillo, en forma de bilbo, se convirtió en algo normal entre las personas acomodadas...

Las repercusiones sociales de la forma de medir el tiempo fueron inmensas. El reloj mecánico le daba precisión a la vida. Se empezó a valorar el tiempo que se tardaba en hacer un trabajo, a concertarcitas puntualmente, y a medir la vida "con cucharillas de café". Es significativo que los relojes se hicieran en una época en que empezaban a surgir las primeras fábricas como sistema de organización laboral, y que se introdujesen en casi todos los hogares con la aparición del ferrocarril...