América abrió las puertas a nuevos productos y mercados que el mundo europeo fue explorando poco a poco. La “carrera de Indias”- nombre que se le daba al tráfico interoceánico entre España y sus posesiones- comenzó en la conquista de las Antillas y se mantuvo, con pronunciados altibajos, hasta la independencia de América Latina.
Un hecho ineludible al éxito de este tráfico comercial fue el desarrollo de la tecnología naviera. Las condiciones de la travesía no eran fáciles, ya que de España a América el viaje promedio duraba entre dos y tres meses, pero el retorno, debido a los vientos y rutas marítimas, implicaba aproximadamente cuatro meses de travesía. Cabe resaltar las grandes variaciones, hasta de un mes, entre los puertos americanos de Veracruz y Portobelo (Panamá), puerto clave para el virreinato del Perú.
Las condiciones climáticas eran agobiantes para los europeos, y gran parte de las mercancías y artículos de primera necesidad perecían en el trayecto. El comercio siempre estuvo marcado por la relación de tiempo, peso, volumen, rentabilidad y precio. Si no se preveía la durabilidad de los productos se podían generar pérdidas totales de los embarques. Por ejemplo, la caña de azúcar podía llegar a la metrópoli en buenas condiciones solamente desde el Caribe, pero no así de Centroamérica.
España y América, Rutas Marítimas (XVI-XVIII)
Fuente:Virreinato de la Nueva España en 1720, Biblioteca Nacional de España, (ca.1720), Wikimedia commons.