Satélites y comunicaciones

El satélite, en cuanto a comunicaciones, desarrollo tecnológico, cómputo y diseño, lo incluye todo.

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B@UNAM

Satélites y comunicaciones

El satélite es sin duda alguna el príncipe del periodo de la carrera espacial durante la Guerra fría. Con él se puede comenzar a explicar las comunicaciones espaciales, el desarrollo de los circuitos electrónicos; el desarrollo tecnológico de materiales, de diseño, de combustibles, y con todo esto, el cambio de costumbres y de consumo. El satélite prácticamente lo incluye todo.

Durante muchos años en México y en general en los países subdesarrollados la comunicación se dio por vía de microondas, mientras que las potencias se comunicaban a través del modernísimo satélite e hicieron llegar la comunicación a los subdesarrollados por el rudimentario microondas que era con el que contaban. Junto al lanzamiento espacial de satélites artificiales, la televisión fue la mancuerna que ha servido para modificar modos y costumbres del público en todo el planeta. Estrictamente hablando, la comunicación satelital sólo aprovechó sistemas ya existentes de audio, televisión, telefonía y transportes. Los entrelazó a través de alto desarrollo científico en investigación para la aplicación tecnológica en la creación de materiales superconductores, pues se pasó del cobre a la fibra óptica y actualmente se pretende llegar al superconductor cerámico. Se trata de materiales ultra-resistentes básicamente al calor pero también al medio ambiente en general, por lo que casi no requieren mantenimiento. Se desarrollaron combustibles de alta potencia que pusieron a los satélites en el espacio en la órbita terrestre.

El satélite contenía sistemas de microchips para captar y retransmitir información, audio y video. Lo conformó también un sistema de propulsión que le sirvió para redirigir su ubicación, incluyendo un sistema de captación y almacenamiento de energía solar; algunos contenían sus propios sistemas de generación de información digitalizando imágenes de la superficie y del subsuelo terrestre.

Los satélites de comunicación se colocan por medio de naves espaciales a una altura de 35.786,04 kilómetros sobre la Tierra. De esta manera entran en un espacio en el que giran al mismo tiempo que la tierra de manera que parece que no se mueven. A este tipo de satélites se les denomina geoestacionales. En principio se requirió de realizar acuerdos internacionales entre las naciones enfrentadas en la desgarradora Guerra fría. Los satélites cumplían diferentes misiones pero entre ellas estaba, sin duda el espionaje que mutuamente se aplicaban las dos potencias encontradas.

La otra clase de satélites artificiales es la de órbita baja que viajan a menor velocidad que la rotación de la Tierra. Esta clase de satélites son los ocupados por las compañías de telefonía móvil. Las compañías han aparentado estar en constante competencia pero en realidad han establecido acuerdos para costear la producción, colocación y uso de esos satélites. Este sistema es muy caro y una sola compañía no puede costearlo por completo y por eso se crearon acuerdos de coste y funcionamiento, independientemente del origen de su capital. Algunas naciones han colocado sus propios satélites para ingresar al desarrollo informático. A menudo estos satélites son de factura totalmente externa y el país solo paga por él y porque algún otro país con desarrollo espacial lo coloque en el espacio en las coordenadas correctas y en la dirección necesaria. Existen dos centros desde donde se envían satélites al espacio: Cabo Cañaveral, en Florida y el centro Europeo de Kurú, en Guyana Francesa. El primer sistema satelital en el caso de México fue denominado Morelos. El Morelos I   fue lanzado al espacio desde el transbordador espacial Discovery el 17 de junio de 1985. En mayo de 2006 se puso en órbita el Satmex 6 que tiene un rendimiento infinitamente mayor que el primer satélite mexicano.

Los satélites transmiten por el espacio sus comunicaciones a estaciones receptoras que a su vez las transmiten a subestaciones por cables de fibra óptica que ha tenido aplicaciones inimaginables. El programa de los transbordadores de la NASA ha cubierto este carísimo servicio y por eso es que afecta a muchos países y empresas el que el gobierno estadounidense no disponga de recursos para el mantenimiento de las naves. Esa reducción en el presupuesto es lo que ha propiciado accidentes y problemas en el espacio con el riesgo de no poder reingresar a la atmósfera terrestre por el peligro de explosión por desprendimiento de placas cerámicas. La población en general ha tenido acceso a las imágenes y al audio de todo el mundo a través de la comunicación satelital. Para tener constancia de aquello que le ha gustado, simplemente ha accionado un botón que le permite grabar todo cuanto quiere. Realizar esta acción es producto de estudios científicos y de diseño de los artículos que lo harán.

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