Panorama general de la economía en México, siglos XIX y XX

La economía en México se ha transformado y ha crecido desde que se consolidó la Independencia en 1810, a pesar de épocas de fuertes crisis.

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Panorama general de la economía en México, siglos XIX y XX

El proceso de apertura comercial, íntimamente ligado al desarrollo del capitalismo, se inició en nuestro país desde el período colonial, pero una vez lograda la independencia, y derribadas las barreras comerciales impuestas por el imperio español, diferentes compañías comerciales y algunos empresarios particulares de potencias que transitaban por el industrialismo, como Inglaterra y Francia, se apresuraron a establecer tratados comerciales con la nueva nación. De esta manera, el gobierno independiente reglamentó la entrada de mercaderías. Estas disposiciones que marcaban una gran liberalización comercial, fueron cambiando a lo largo del siglo XIX, pero la inestabilidad política y social de México durante sus primeras décadas independientes, se reflejó en una profunda crisis económica: huida de capitales, paralización de varias ramas de la economía, deterioro de infraestructura de comunicaciones, onerosos gastos para sostener al ejército, recaudación de impuestos baja… etc

El porfiriato presentó un repunte a nivel del comercio exterior. Se ampliaron los derechos de las exportaciones, entre ellos los de la minería que seguía siendo la rama exportadora por excelencia. A finales del siglo XIX, apareció la explotación del petróleo, producto desde entonces relacionado con la economía nacional y con los intereses del exterior con México. En ese período, se recibieron importaciones de otros países como Alemania y Holanda, y el comercio con los Estados Unidos empezó a ocupar un lugar prioritario. Para el último período de Porfirio Díaz, las mercaderías estadounidenses representaron el 80% de los productos provenientes del exterior. Así también, creció el número de puertos habilitados y de centros aduaneros; la construcción de vías férreas se dirigió hacia el Norte de la República.

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

Si bien se continuó con el sistema proteccionista para proveer de recursos a la hacienda pública y declarar un tímido respaldo a la industria nacional, la política comercial fue más flexible en la entrada de un mayor número de artículos. Es importante señalar que el sistema proteccionista aplicado a lo largo de nuestra historia, desde el México independiente, el porfiriato y hasta los gobiernos posrevolucionarios no se hizo a través de medidas estrictas, siempre se buscó conciliar los intereses de Estado con los de los privados nacionales y extranjeros. Se procuró llegar a acuerdos con determinadas empresas que recibían el apoyo estatal para obtener ventajas sobre sus competidoras a cambio de prestar diferentes apoyos a las instituciones estatales y a sus funcionarios.

Como en todo estallido revolucionario, el de 1910, alteró la vida económica del país: paralización o en su caso, una seria disminución de la producción, que llevó a la escasez de productos básicos; continuas y bruscas devaluaciones del peso frente al dólar; fuga o atesoramiento de monedas de alto valor; establecimiento de un régimen de moneda de papel, al emitirse billetes que no estaban respaldados por el patrón oro; interrupción de las comunicaciones, especialmente las vías férreas que fueron utilizadas para el desplazamiento de las tropas. Todas estas alteraciones se reflejaron en el comercio, que vio limitadas las exportaciones y las importaciones.

En la Constitución de 1917 se sentaron las bases de la economía del periodo posrevolucionario, estableciendo la intervención del Estado en actividades económicas tales como: la creación de instituciones bancarias (el Banco de México, Nacional Financiera, etc.); la regulación de la inversión extranjera en lo referente a los productos naturales del subsuelo; el impulso a la industria nacional al desplazar artículos importados y al establecer una política arancelaria proteccionista; fortalecer las exportaciones e incrementar el comercio interno y externo. Asimismo, se decretó impulsar la producción agrícola a partir de un reparto agrario basado en la propiedad privada y la del ejido.

La reconstrucción del país se prolongó por varias décadas en las que tuvieron que afrontarse serias dificultades. Sería en el contexto de la Segunda guerra mundial (1941 – 1945), cuando algunas de las metas económicas propuestas se alcanzarían por el auge que se dio en la demanda de materias primas y de productos manufacturados. Además, la dependencia económica de México hacia los Estados Unidos se hacía más patente, y en la medida que éstos fortalecieron su economía, el comercio exterior de México tuvo un desarrollo considerable. La economía del país comenzó a crecer en varias ramas, la minería fue una de ellas, a la extracción de oro y plata se fue sumando la explotación de cobre, plomo, zinc y hierro. El petróleo, recurso del que México ha sido un importante productor, fue expropiado a las compañías extranjeras en 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas; a partir de entonces surgió PEMEX, empresa paraestatal clave para el desarrollo económico del país.

Durante los sexenios posrevolucionarios se presentaron variantes de una misma política económica, una de ellas fue “el desarrollo estabilizador”. A medidos de la década de los 80 se inició el período conocido como la “modernización neoliberal”, la cual se prolonga hasta nuestros días. Desde mediados del siglo XX México fincó su economía en la venta de petróleo, lo que le permitió obtener cierto equilibrio económico e impulsar determinadas ramas productivas. Sin embargo, los gobiernos mexicanos, respaldados en la producción y venta de crudo, solicitaron créditos al exterior. Durante los gobiernos de Luis Echeverría y López Portillo, quienes alentaron dicho proceso de endeudamiento, los capitales obtenidos fueron utilizados por empresas públicas y privadas, así como la banca, para mantener tasas de crecimiento. Entre los mayores deudores se encontraba el gobierno federal, PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad.

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

En la década de los 80 empezó a desplomarse el precio de los hidrocarburos y México tuvo serios problemas para el pago de la deuda externa, que había ascendido vertiginosamente de 7 mil millones de dólares en 1970 a 80 mil millones en 1982. En agosto del mismo año, el país se encontraba incapacitado para cubrir el servicio de la deuda externa. Con el fin de crear planes de recuperación económica se nacionalizó la banca. Además el país presentaba un rezago económico respecto a otros países latinoamericanos y la inversión de capitales había disminuido.

Imagen del desempleo en México

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

A partir de la década de los años 90, la economía mexicana volteó hacia las políticas neoliberales, la globalización y la internacionalización de los mercados. Se pudo salir de la crisis de la deuda y de los estratosféricos niveles de inflación que se vieron en la década anterior, pero el nuevo sistema económico traería sus propias contradicciones y problemáticas, sobre todo de tipo social.

Autoevaluación

Responde verdadero (V) o falso (F) a los siguientes enunciados.

1. La política comercial de México hacia el exterior comenzó a partir de la Independencia.

2. El porfiriato fue el régimen político mexicano que menos propició la inversión extranjera.

3. La política económica después de la Revolución Mexicana propició que el Estado no tuviera injerencia en las decisiones económicas.

4. PEMEX no es una empresa clave para el desarrollo económico del país, pues su producción nunca ha sido importante.

5. Los años 80 fueron una década de crisis económica provocada principalmente por la caída de los precios del petróleo.

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