Migraciones europeas en el siglo XIX. ¿Quiénes eran los migrantes?

Los migrantes de fines del siglo XIX eran principalmente jóvenes adultos, sobre todo masculinos y solteros, poco calificados y con vínculos en los países receptores.

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Migraciones europeas en el siglo XIX. ¿Quiénes eran los migrantes?

Introducción

Durante el desarrollo de la Revolución industrial y producto de la misma, diferentes grupos de europeos migraron fuera de sus lugares de origen. Las causas de dichos desplazamientos fueron tanto las crisis agrícolas y hambruna, como las políticas migratorias gubernamentales que alentaban la migración y los diferentes problemas económicos. En este mismo tenor es necesario destacar que los avances tecnológicos en trasporte y comunicaciones: tren y barco de vapor, facilitaron el desplazamiento.

Los migrantes

Existe un conceso sobre algunas consideraciones relativas a las migraciones masivas ("mass migrations") del siglo XIX y las migraciones internas en la propia Europa, lo que permite esbozar algunos patrones generales:

  • Los migrantes de fines del siglo XIX eran principalmente jóvenes adultos, sobre todo masculinos y solteros, poco calificados y con vínculos en los países receptores.
  • Los orígenes de estos migrantes fueron los siguientes: si hablamos de migración interna, los primeros eran agricultores y artesanos provenientes de las áreas rurales, que migraban en familias para asentarse permanentemente y adquirir tierras de la frontera agrícola. La industrialización acentúa la migración campo-ciudad ante el crecimiento de industria, la mayor demanda de mano de obra y el incremento en la productividad agrícola.
  • Las diferencias en las tasas de emigración entre los países europeos está determinada principalmente por la correlación entre el salario en el país, y la diferencia con los salarios de otros países; también la demanda de mano de obra en otros países, que se relaciona con las fluctuaciones económicas.

Si bien estos puntos pueden tener cierto valor para algunos estudios de caso, hay que reconocer que no existe una teoría general que explique los móviles de las migraciones.

¿De qué países eran los migrantes?

Entre los peones obligados por contrato que fueron al Caribe, había unos cuantos miles de europeos, mayoritariamente portugueses, pero también noruegos y alemanes. Aunque no es fácil manejar cantidades por la volatilidad del tema mismo, se puede afirmar que cincuenta y sesenta millones de personas salieron de Europa entre 1840 y 1914, de las cuales probablemente la tercera parte regresó a su país. Cinco o seis millones, eran irlandeses. Más adelante zarparon de Gran Bretaña e Irlanda entre trece y dieciséis millones de emigrantes (de 1845 a 1939). Cerca de seis millones de alemanes emigraron a América entre 1820 y 1913.

Del sur y del este de Europa emigró un número mayor, sobre todo después de 1890, porque la natalidad se mantuvo alta hasta 1914 y la industrialización fue lenta, lo que significaba que los jóvenes tenían pocas posibilidades de progresar en su país.

Cerca del 70% de los emigrantes europeos fue a los Estados Unidos. Asimismo, alrededor de cuatro millones de rusos fueron a Liberia, y cerca de once millones de italianos, españoles y portugueses emigraron a América del Sur entre 1824 y 1929, principalmente a Argentina y Brasil. También emigraron más ingleses e irlandeses hacia Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

La migración masiva que estamos viendo alcanzó su punto más alto de 1890 a 1913.

Fuente: Wikipedia - Migrantes europeos llegando a Estados Unidos en 1902.

Por su importancia como documento, reproducimos un texto de Federico Engels tomado de su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra. Dicho libro fue publicado en 1845, cuando iniciaba la crisis de la papa en Irlanda. El texto de Engels examina de cerca las causas y los efectos de la emigración irlandesa.

Federico Engels

La rápida extensión de la industria inglesa no habría podido realizarse si Inglaterra no hubiese dispuesto de una reserva en la numerosa y pobre población irlandesa. El irlandés, en su país, nada tenía que perder, mucho que ganar en Inglaterra, y desde que en Irlanda se supo que en la parte oriental del canal de San Jorge había trabajo seguro y buen salario para los obreros fuertes, cada año emigran cuadrillas de irlandeses. Se calcula que de este modo han emigrado hasta ahora más de un millón de irlandeses, y todavía emigran anualmente cincuenta mil, que se vuelcan, casi todos, en los distritos industriales, especialmente en las grandes ciudades y forman allí la clase más baja de la población. Así, en Londres, hay 120 000 irlandeses pobres, 40 000 en Manchester, 34 000 en Liverpool, 24 000 en Bristol, 40 000 en Glasgow, 29 000 en Edimburgo.

Esta gente, crecida casi toda en la semibarbarie, habituada desde su juventud a las privaciones de todo género, ruda, bebedora, despreocupada del porvenir, llega trayendo todas sus costumbres groseras a una clase de la población inglesa que tiene verdaderamente poca inclinación a la educación y la moral.

 

Estos trabajadores irlandeses, que por cuatro peniques van a Inglaterra –en la cubierta de los vapores, donde están amontonados como bestias- aparecen por todas partes. Las más inmundas habitaciones son siempre buenas para ellos; la ropa poco los preocupa, mientras se sostenga de un hilo; no conocen zapatos; su alimento son las papas y solamente papas. Lo que ganan de más lo gastan en bebidas; ¿qué necesidad tiene una raza tal de un salario elevado? Los barrios más inmundos de todas las grandes ciudades son habitados por irlandeses; en todas partes donde un barrio se distingue por su particular suciedad y corrupción, se puede estar seguro, ante todo, de encontrarse con estos rostros célticos –que se distinguen a primera vista de la fisonomía sajona de los autóctonos- y de oír la pronunciación aspirada y dura, que el verdadero irlandés no abandona jamás. He oído, a veces, hablar hasta el irlandés-céltico en las partes de densa población en Manchester. Casi todas las familias que habitan en los sótanos, son de origen irlandés. En resumen, los irlandeses han encontrado, como dice el Dr. Kay, lo que es el mínimum de necesidades de la vida y lo enseñan a los obreros ingleses. Han llevado también consigo la suciedad y la pasión de la bebida.

 

Esta suciedad, que en las regiones donde la población vive dispersa no perjudica mucho, y que para el irlandés se ha convertido en su segunda naturaleza, se vuelve horrible y peligrosa en las grandes ciudades, por su concentración. Como era costumbre del milesiano en su país, echa también aquí todas las inmundicias y los residuos en la puerta de la casa, y por esto se forman charcas y montones de excrementos, que ensucian los barrios obreros y apestan el aire. Como es costumbre en su patria, el irlandés construye en su casa la pocilga, y si no puede hacerlo, deja que su cerdo duerma en la pieza, junto a él. Este nuevo modo anormal de educación, en las grandes ciudades, es enteramente de origen irlandés; el irlandés está sujeto a su cerdo como el árabe a su caballo, con la sola diferencia de que el primero vende el puerco cuando está bastante gordo para poder carnearlo, pero igualmente come y duerme con él, con él juegan sus hijos, que lo montan, y con él se revuelcan en la inmundicia, como puede verse en todas las grandes ciudades de Inglaterra, centenares de veces.

 

No puede darse una idea de la suciedad, de la inhabitabilidad dominante en sus casas. El irlandés no está habituado al uso de mobiliario; un montón de paja, un par de harapos, demasiado arruinados para vestidos, es suficiente para su lecho. Un pedazo de madera, una silla rota, una vieja caja en lugar de mesa, y no necesita más; una ramita de té, algunas ollas y tiestos, esto les basta para arreglar su cocina, que es, simultáneamente, dormitorio y habitación. Y si le falta combustible,todo lo que puede ser quemado, y que esté a su alcance, sillas, estantes, tablas, sigue el mismo camino.

 

Además, ¿Para qué necesita mucho espacio? En su cabaña de arcilla, en Irlanda, un solo local servía para todas las necesidades domésticas; también en Inglaterra, una familia no necesita más de una pieza. Así, también este amontonamiento de muchas personas en un solo local, que ahora se está haciendo general, fue traído, sobre todo, por la inmigración irlandesa. Y como el pobre diablo debe tener, sin embargo, algún goce, y la sociedad lo ha excluido de todo otro, él va a buscarlo y bebe aguardiente. El aguardiente es la única cosa que hace al irlandés amable la vida de fatigas –el aguardiente y al mismo tiempo su carácter alegre y despreocupado- y así se regodea en el aguardiente hasta la borrachera más brutal. El carácter meridional y ligero del irlandés, su rudeza, que lo coloca muy poco por encima del salvaje, su desprecio por todos los refinamientos humanos, que es incapaz de apreciar por su misma rudeza, su suciedad y miseria, todo esto favorece su pasión por la bebida; la tentación es demasiado fuerte, no puede resistirla, y cuando gana dinero, debe echarlo en su garganta. ¿Cómo podría ser de otro modo? ¿Cómo quiere la sociedad, que lo reduce a tal estado, en que casi necesariamente debe hacerse borracho, que lo olvida del todo y lo deja embrutecerse, cómo quiere después acusarlo, si realmente se convierte en un borracho?

 

Fuente: Engels, F. (1974). La situación de la clase obrera en Inglaterra. México: Ediciones de Cultura Popular, p. 123-126.

Consecuencias de las migraciones

En conjunto, participaron más de cien millones de personas en las enormes migraciones de la India, China y Europa entre 1830 y 1914. Algunos millones más emigraron dentro de China y la India a regiones fronterizas como Manchuria y Assan, y en Europa a regiones en proceso de industrialización.

Este movimiento masivo contribuyó mucho al crecimiento económico del mundo, porque la gente iba de lugares donde su trabajo no producía mucho a otros donde resultaba más rentable. Provocó cambios en los lugares que recibieron inmigrantes, pues convirtió sus economías en las más dinámicas del mundo y creó sociedades cuya diversidad religiosa y étnica era mayor que en cualquier otra parte. También fue una formidable válvula de escape de la presión demográfica rural en las sociedades de origen.

El número de migrantes europeos que llegó a Asia y África también fue muy elevado, a este proceso se le llama expansión europea durante el siglo XIX, misma que generó el encuentro de dos culturas, pues los europeos llevaron su cultura: idioma, religión, técnicas de trabajo, costumbres, tradiciones y formas de vida, y los pueblos originarios de Asia y África, también tenían las suyas.

Una práctica común de los colonizadores europeos era que, al establecerse en otros continentes, construían ciudades que contaran con las instalaciones y los servicios a los que estaban acostumbrados. En Europa, por ejemplo, generaban escuelas, talleres, mercados, plazas y carreteras e introducían los productos y servicios que estaban habituados a utilizar o a consumir, como telas, alimentos y medios de transporte. Por su parte, los habitantes de los pueblos originarios inicialmente continuaban viviendo de acuerdo con sus costumbres, pero al trabajar y convivir con los europeos fueron aprendiendo de ellos y con el paso de los años, debido a la convivencia de estas dos culturas, se empezó a generar una mezcla o fusión de las formas culturales, este es el proceso conocido como sincretismo.

En este proceso, los dos pueblos aprenden y retoman prácticas culturales uno del otro. Los europeos también llevaron a sus países alimentos, animales, plantas, minerales, técnicas de cultivo, prácticas medicinales, música y bailes de origen asiático y africano que poco a poco incorporaron a su vida y costumbres. Un aspecto muy importante es la lengua: el pueblo conquistado empezó a incorporar palabras del idioma europeo, lo que gradualmente va dando como resultado una nueva lengua que no es ni la europea ni la que tradicionalmente hablaban, sino una mezcla de ambas. Asimismo, la fusión se hace presente en la religión, la forma de vestir, la arquitectura, las artes y la gastronomía.

Conclusiones

En este texto hemos estudiado las características de los migrantes europeos en el siglo XIX: hombres jóvenes adultos, agricultores, artesanos y obreros provenientes de Portugal, Noruega, Alemania, Inglaterra e Irlanda. De hecho al revisar este último caso, profundizamos en las causas de migración de los irlandeses: sus condiciones de vida, trabajo y la discriminación que vivieron por sus costumbres y formas de vida. El movimiento de esas grandes masas europeas, unidas a las asiáticas, contribuyó a la industrialización e impulsó la economía del mundo.

Autoevaluación

Instrucciones: Revisa nuevamente el texto: La migración irlandesa de Federico Engels, investiga la biografía del autor, y con base en la lectura y tu indagación completa el siguiente texto, arrastrando las palabras en el lugar que corresponde.

bebedoressuciedadsocialismoInglaterramiseriaMarxComunistaciudadesEngelsobreraXIXirlandesesGlasgowsemibarbarieindustrialesIndustrialRenania

Biografía: Federico Engels nació en _____________, Alemania en 1820 en el seno de una familia acomodada dueña de fábricas textiles. Se le considera uno de los pensadores y dirigentes del _____________ europeo. Cuando fue enviado por su familia a _____________, para ocuparse de los negocios familiares, conoció la precaria situación de los obreros. En 1844 conoció a Karl _____________, juntos escribirían cuatro años después el Manifiesto del Partido _____________. También fue un prolijo teórico y activista del socialismo hasta su muerte en Londres en 1895.

Análisis del texto: El texto escrito por Federico _____________ describe las condiciones de la clase _____________ en Inglaterra en el siglo _____________, específicamente de los _____________ que emigran hacia distritos _____________ que se encontraban en las grandes _____________: Londres, Manchester, Liverpool, Bristol y _____________. El autor considera que esos emigrantes célticos viven en la _____________, son _____________, rudos y sólo comen papas; los barrios en los que vive se distinguen por la _____________ y corrupción; porque sus casas son una pocilga, duermen con sus animales domésticos, no utiliza mobiliario y en general su vida es un caos. En suma Engels describe la _____________ y marginación social y laboral de los trabajadores irlandeses en Inglaterra durante la Segunda Revolución _____________.

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