Migraciones a América Latina en el siglo XIX

La vieja sociedad europea y sus dominios coloniales se vieron sacudidos a fines del siglo por dos rupturas revolucionarias de gran trascendencia: la independencia de los EE.UU. (1776) y la Revolución Francesa (1789). La primera desequilibró al sistema colonial por ser el primer movimiento de independencia y por establecer una república, y la segunda cuestionó el poder real, planteó la igualdad de los hombres y la libertad de pensamiento y de conciencia.

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Migraciones a América Latina en el siglo XIX

Panorama de los principales flujos migratorios

El interés de los gobiernos de las nuevas naciones americanas tras los procesos de independencia de las potencias europeas se concentró en acelerar la producción y poblar amplias extensiones de tierra. Esto motivó, a mediados del siglo XIX, a que se propusieran políticas de colonización y emigración. En ese entonces, se consideraba que la fortaleza de un país se medía por su número de habitantes, que daba poderío y grandeza. Simón Bolívar decía que debía “estimularse la emigración de personas de Europa y de América del Norte con el fin de que vengan a establecerse aportando sus artes y sus ciencias.” Las políticas de colonización impulsadas por los gobiernos latinoamericanos se basaban en intereses de carácter económico, al considerar que los emigrantes europeos serían portadores de técnicas avanzadas y representantes del progreso capitalista simbolizado, en ese momento, por el avance industrial y la red de ferrocarriles. Existía también una exaltación de los valores y virtudes del hombre blanco en detrimento de la población nacional, cuya capacitación y desplazamiento para colonizar las tierras deshabitadas se consideraba costosa y poco práctica.

Una vez que España dejó de controlar la economía de sus dominios, se abrió la posibilidad de que otras naciones establecieran relaciones comerciales y diplomáticas con los países latinoamericanos. La atracción que ejercían los recursos mineros, los productos tropicales y los productos derivados de la ganadería, hizo que tempranamente se firmaran concesiones de explotación de metales y tratados comerciales con los gobiernos de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y más tarde Alemania. Empezaron a proliferar haciendas ganaderas y agrícolas, productoras de azúcar, algodón, café, cacao, añil y pieles, algunas existentes desde el período colonial, pero que en el siglo XIX emplearon para su explotación nuevas tecnologías que aumentaron su rendimiento y su producción. De esa manera, América Latina comenzó a insertarse en el mercado internacional, estableciendo relaciones de dependencia económica hacia los centros de poder industrial.

Fuente: El puerto de Rosario, Argentina, finales del siglo XIX. insert_link Wikimedia Commons

Este marco económico dio pie a inmigraciones de europeos a América Latina en busca de empleos. Algunos de los nuevos llegados trabajaron en fincas e industrias y un buen número de ellos desempeñó sus oficios y participó en el comercio y ejercieron profesiones liberales. Otros llegaron a trabajar en la administración pública o en ocupaciones no especializadas.

Los países con mayor migración europea, por orden de importancia, fueron: Argentina, Brasil, Cuba, Uruguay y Chile.

El caso de México es excepcional, ya que el número de inmigrantes en este período estuvo conformado principalmente por grupos reducidos de estadounidenses. Las consecuencias de tal migración fueron desastrosas para la integridad territorial del país. Los antecedentes de este problema se remontan al período colonial, cuando las autoridades virreinales hicieron propuestas de colonización a los Estados Unidos para poblar las extensas regiones del Norte de la Nueva España, y que más tarde fueron reforzadas por los gobiernos del México independiente. Éstos desarrollaron una política de puertas abiertas para la penetración de familias provenientes de su vecino del Norte en los territorios poco poblados de Texas, California y Nuevo México. A cambio de una porción de tierra, los nuevos colonos debían someterse a las leyes mexicanas, practicar la religión católica y no introducir esclavos. A falta de supervisión del proceso de colonización, por los múltiples problemas por los que pasaba el país, estas normas no se cumplieron, resultado de lo cual fue una colonización sin control que se volcó hacia los territorios mexicanos. Un ejemplo de ello fue que a finales de 1832, de 24,700 habitantes que tenía Texas, sólo 3,400 eran mexicanos. Estos acontecimientos se acoplaban a las expectativas expansionistas de los estadounidenses, quienes fincaban su ¨sed de tierra¨ en la explotación y especulación de este bien, es decir, usar la tierra como medio de explotación agrícola y como mercancía que se vendería a nuevos colonos. Así, se promovió la independencia y después la anexión de Texas, y se propició la guerra de 1847 a raíz de la cual México perdió más de la mitad de su territorio.

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

También llegaron a México grupos de inmigrantes franceses que se asentaron en Veracruz y la Ciudad de México, italianos en Puebla, españoles por todo el país, y chinos en el Occidente. Todos ellos en un inicio realizaron trabajos agrícolas y posteriormente se asentaron en las ciudades donde desempeñaron actividades comerciales e industriales. A México, el país con la segunda población más numerosa de América Latina, llegaron 33,980 europeos entre los años de 1904 y 1924.

Dentro de los movimientos migratorios en América Latina hay que señalar aquellos desplazamientos internos de numerosos grupos sociales que por presiones económicas tuvieron que abandonar su lugar de residencia. Un ejemplo histórico de ello son los campesinos del nordeste brasileño que salían de su región en busca de mejores condiciones de vida. Otro ejemplo lo representan el actual Movimiento de los Sin Tierra (MST) -también en Brasil- de jornaleros agrícolas en busca de un asentamiento donde sean dueños de su tierra.

Entre los años de 1850 y 1900, se duplicó la población en la región latinoamericana, que pasó de 30.5 a 61 millones de habitantes.

Cabe resaltar cómo la inmigración europea a Brasil estuvo íntimamente marcada por el florecimiento y el decrecimiento de la esclavitud.

La migración forzada de africanos a latinoamérica alcanzó su flujo máximo en el siglo XVIII. A pesar de que Inglaterra decretó abolida la trata negrera en 1807 y la esclavitud en 1833 (medida seguida por varios países latinoamericanos, a excepción de Haití como lo hemos señalado) el comercio de esclavos continuó durante el siglo XIX., con un repunte en las décadas de 1850 y1860 y en la clandestinidad por las entradas de contrabando a lo largo del siglo.

Se admite de manera general que actualmente la población de la región latinoamericana está integrada en un 40% por gente de “color”, descendiente de forma directa o indirecta de los millones de africanos forzados a venir durante cuatro siglos a este continente.

En el caso de Brasil, ante la demanda internacional del café que impulsó la extensión de ese cultivo en la región de Sao Paulo, los esclavistas reanudaron el tráfico de esclavos que llegó a máximos de 50,000 a 60,000 trabajadores forzados por año.

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

Las presiones inglesas y las dificultades de conseguir más esclavos marcaron un antecedente para que en 1888 Brasil decretara abolida la esclavitud, con lo que se convirtió en el último país latinoamericano en hacerlo. Cuando los gobiernos brasileños se enfrentaron a las dificultades de obtener mano de obra esclava, reabrieron sus puertas a la inmigración europea. A partir de entonces se facilitó la entrada de miles de colonos portugueses y alemanes, quienes ingresaron como trabajadores por contrato para laborar en las haciendas cafetaleras. Esta primera ola fue creciendo lentamente, pero durante los años entre 1870 y 1930 se intensificó debido a la producción de nuevos cultivos como el algodón, el desarrollo de centros textileros y la construcción de vías férreas. Cerca de cuatro millones de europeos ingresaron masivamente en este periodo, destacándose el gran número de inmigrantes portugueses, italianos y españoles. La primera guerra mundial contrajo considerablemente la entrada de europeos a América, y en especial los provenientes de los países beligerantes. Con el surgimiento del fascismo, la migración italiana a Brasil disminuyó.

Autoevaluación

Instrucciones: Con base en lo estudiado en este texto, llena la siguiente cronología, arrastrando hasta el lugar correcto la frase o el año correspondiente. Después responde tres preguntas, eligiendo la opción adecuada.

1904-1924Movimientos emancipadores en América Latina1776Revolución Francesa1791 - 18041847Se duplica la cantidad de población, por la migración en Latinoamérica.1850-1860Latinoamericana fue un espacio de recepción de granes flujos migratorios europeos y asiáticos.Brasil decreta la abolición de la esclavitud.2ª Intervención francesa en México1870 - 1930
Fechas o SigloHecho o proceso histórico
XIX?
?Independencia de Estados Unidos
1789?
?Primera Revolución de Independencia en Latinoamérica
1809-1925?
?Intervención norteamericana
1850 -1900?
?Repunte en la migración clandestina de miles de esclavos africanos.
1862 - 1867?
?Oleadas migratorias de colonos portugueses y alemanes a Brasil, por el auge de café.
1888?
?Llegada a tierras mexicanas de cerca de 33 mil europeos.

 

  1. ¿Cuáles fueron los países que recibieron una mayor cantidad de migrantes europeos en Latinoamérica?


  2. Hacia finales del siglo XIX y principios del XIX ingresaron masivamente migrantes provenientes de:


  3. Principal motivación de los migrantes europeos para desplazarse hasta América Latina

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