El Imperio holandés, siglos XVI-XVII

La expansión colonial holandesa fue breve y se basó en una intensa actividad comercial y sólidas redes financieras.

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El Imperio holandés, siglos XVI-XVII

Holanda despunta como potencia mercantilista en el siglo XVI e inició su despliegue colonial en el oriente y en América, afectando en este último continente el dominio comercial y territorial de España, y sobre todo de Portugal. Diecisiete provincias conocidas también como Países Bajos conformaban la metrópoli holandesa. La ciudad de Ámsterdam, ya en el siglo XVI, gozaba de un sólido prestigio comercial basado en la venta de paños y otros tejidos, además de especializarse en la construcción de barcos y organizar una importante flota mercante.

Dominadas desde el siglo XVI por el imperio de Carlos V y más tarde de Felipe II, estas provincias seguidoras del protestantismo iniciaron una rebelión contra el autoritarismo del imperio español, lo que las llevó a lograr su independencia y a establecer en 1587 una república parlamentaria, la primera república de Europa.

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A través de compañías mercantiles formadas por comerciantes y financieros con amplios poderes en lo económico y lo político, los países colonialistas desplegaron su expansión. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales creada en 1602 dominó el comercio en: Málaca, Malasia, Batavia, Macasar, y estableció relaciones comerciales con China y Japón. Tomó como punto de apoyo la ciudad del Cabo, al sur de África, para establecer factorías (punto comercial) en la India, Ceilán, Colombo, Conchinchina y en lo que más tarde sería Yakarta; llegaron a Australia, Nueva Zelanda y Tasmania. En ese sentido, Holanda ocupó en el Oriente la posición que lograra Venecia antes del siglo XVI.

En América, con la Compañía de las Indias Occidentales, arremetió contra posesiones portuguesas en el nordeste brasileño al fundar Pernambuco en 1630, una de las primeras colonias azucareras de plantación en América, y ocupar varias islas en las Antillas como Curaçao, Aruba y Bonaire. En Norteamérica, los holandeses fundaron Nueva Ámsterdam, (hoy Nueva York), Long Island y Delaware en 1664.

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La colonización holandesa se centró en crear colonias de poblamiento para los calvinistas, emporios comerciales en el oriente y colonias de plantación que también servían de base para el contrabando de mercancías y venta de esclavos hacia las colonias españolas. Además, en África (Goré, Santo Tomé y Guinea) poseían centros de compra y distribución de esclavos.

Se puede caracterizar al imperio holandés como una expansión colonial de breve duración (siglo XVII) que acumuló capital mediante una intensa actividad comercial, el despliegue de una importante marina mercante y el hecho de contar con sólidas redes financieras dirigidas hacia los imperios español y portugués. Todo ello la llevó a conformar sistemas comerciales y financieros a nivel global, pero su hegemonía se vio desplazada por ingleses y franceses, pero especialmente los segundos, que empezaron a sustituirla a inicios del siglo XVIII.

El Síndico de los pañeros, por Rembrandt (1662). Obra de encargo, simboliza tanto el éxito de la burguesía así como la pujanza de Ámsterdam.

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MálacaMalasiaNueva AmsterdamCeilánCd. del CaboCuracaoYakartaGuineaBoréMacasar

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