Los sujetos del arte

El arte, como medio de expresión humana tiene un elemento de producción, que es el creador o artista y otro de recepción.

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Los sujetos del arte

Aunque el receptor ha de ser siempre un ser humano, la actitud y perspectiva desde la cual recibe el mensaje permite localizar varias clases de receptores. Se trata, en efecto, de quien es mero espectador, del intérprete y del crítico de arte. Así las cosas, nuestro esquema se completa de la manera siguiente:

El artista o creador

Sin lugar a duda, el artista o creador es, antes que otra cosa, un receptor. Es decir, un ser humano cuya sensibilidad y capacidad de razonar el mundo está constantemente motivada por objetos, situaciones o fenómenos en los que encuentra un llamamiento a sentir y reflexionar, y por los cuales se ve en la necesidad de compartir sus experiencias con los demás.
En ocasiones puede darse a la tarea de combinar los materiales, las experiencias o la creación de situaciones, de tal manera que lo que intenta es dar a conocer una vivencia de lo sublime, de lo trágico, de lo cómico o de lo grotesco, pero, en otras, tal vez busca transmitir la ironía o la ridiculez.

Ciertamente, el artista no sólo debe ser sensible, sino, a su vez, tener oficio o, lo que es lo mismo, conocer una técnica que, aunada a su sensibilidad y a su conceptualización, le permita escoger los materiales más propicios para hacer objetos, idear situaciones con las que pueda comunicar su mensaje (obras de arte) y pasarlo por un cierto lenguaje racional. Así, el artista se ve en la necesidad de formarse (adquirir y conocer los oficios de una técnica) para superar las limitaciones que le impiden expresar de la mejor manera sus experiencias y pensamientos sobre el mundo.

El espectador o contemplador o receptor

Puesto que toda obra de arte es un medio de expresión humana, tiene un destinatario. Su función es siempre comunicar algo al otro, ya sea sólo la mera exhibición.
Ahora bien, el poder que tiene la obra del artista para llevar y comunicar un mensaje no depende absolutamente de la pertinencia con la que fueron elegidos los materiales que la constituyeron, ni de las formas, figuras, ritmos, proporciones, simetrías y direcciones que tiene en su composición. En efecto, la sensibilidad del contemplador es parte fundamental a la hora de que la obra sea eficaz y pueda cumplir su cometido.

Ello explica por qué algunos grandes artistas no lograron ser reconocidos como tales hasta que los criterios culturales cambiaron. Así, aunque la sensibilidad del espectador o contemplador a la que va dirigida es fundamental en el proceso de recepción del mensaje que ésta busca transmitir, la obra de arte no pierde su capacidad para propiciar la experiencia estética. También hay que recordar que, actualmente, no sólo se busca que contemple, sino que actúe, que transforme; en otras palabras, que sea un receptor activo. Nuevos encuentros vendrán a confirmar su eterno potencial.
El crítico de arte es un espectador más. Sin embargo, se acerca a la obra del artista con un objetivo: evaluar la importancia y el significado de lo que la obra quiere decir. Así, con base en una serie de principios, impresiones y sensaciones que la obra despierta, el crítico ofrece un juicio de valor acerca de ella.

El crítico de arte es un espectador más.

En efecto, el crítico ha de decir si, por virtud de la técnica utilizada, la combinación de materiales y lo que pretende decir, la obra logra su cometido, si alcanza lo que pretende de un modo especial, nuevo o consagrado. Periódico y revistas dedican espacios para la crítica de arte. Con todo, no todas las críticas son verdaderas críticas o, mejor dicho, críticas elaboradas con seriedad. Un crítico da su visto bueno cuando la obra refleja alguna virtud.
Para realizar una crítica legítima es necesario apoyarse no sólo en las emociones y sentimientos provocados por la misma, sino en criterios culturales que en cada época marcan lo que es bueno o malo, artísticamente hablando; o lo que es lo mismo, qué tipo de objetos, circunstancias o fenómenos y qué combinación de materiales son apropiados para producir el gozo.
Para realizar una crítica seria, los críticos se apoyan en criterios culturales.
Un receptor más de la obra de arte es el intérprete. Son seres humanos que, al igual que el artista o creador, poseen una técnica y se ven en la necesidad de formarse. Entre los intérpretes están los músicos, los bailarines y los actores, los directores de cine y teatro, los camarógrafos y los escenógrafos, entre otros. A través de ellos, una obra de arte cobra vida.

El intérprete ve la necesidad de formarse, pues es un recreador. De él surgen renovadas las intenciones comunicativas del creador. El intérprete recibe el mensaje y, tal como lo recibió, intenta transmitirlo. Puesto que una obra de arte puede ser recibida desde tantos ángulos como seres humanos existen, es posible atestiguar varias “versiones” de una misma obra. Se trata del modo como cada intérprete recibió el mensaje. Lo interesante, pues, está en ser un puente entre el emisor primario (artista) y el receptor final (espectador).
El intérprete es un receptor. Pero también es un artista, pues retransmite el mensaje haciéndolo suyo: incorpora en su acción las emociones y los sentimientos de la obra. Actúa en función de lo que la obra le despierta y la relaciona con otras obras, que, desde su punto de vista, la asemejan.

Autoevaluación

Completa el siguiente mapa conceptual arrastrando los conceptos correctos.

Sujetos en el arte

artista

espectador

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conceptualiza
sensible
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crítico
interprete