Max Weber catalogó tres tipos de fuentes de legitimación del poder: por el carisma, por la tradición (usualmente religiosa) y por la racionalidad. Ahora bien, las formas como se establece el poder son diversas, pero Weber asume que generalmente son tres: por la fuerza de una virtud, por una creencia religiosa o por una elección. El primer caso, por ejemplo, consiste en reconocer el mando de alguien que tiene una mayor capacidad que los demás para ordenarles en lo que compete a esa capacidad, como un destacado soldado o un deportista afamado que se hace entrenador. En el segundo caso se trata de la autoridad y orden de uno o algunos hombres sobre otros por tener un don o encomienda de la divinidad para ellos. En el tercer caso, la elección, supone que los que son iguales escogen a uno que los dirija.