La autobiografía
La autobiografía es la narración de una vida o parte de ella, escrita por el propio protagonista, mostrando su nacimiento, logros, fracasos, gustos, experiencias u otros acontecimientos relevantes que haya vivido. Es un género literario que se sitúa en la frontera entre la literatura y la historia, y está cercano a otros como la biografía, el epistolario, el libro de viajes, las memorias, el currículum, el diario, etcétera.
Es claro que al constituirse como el relato escrito de la propia vida resulta imposible que sea objetivo, y por ende, se trata de una narración puramente subjetiva plasmada de todas aquellas sensaciones, emociones, sentimientos y recuerdos que acompañan a los hechos relatados.
Las características principales de la autobiografía son:
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Una autobiografía se escribe en primera persona.
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Relata la vida del autor, casi siempre a manera de una confesión íntima, pues supone narrar hechos sumamente personales que le ha tocado vivir.
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El autobiógrafo es autor y protagonista. Es decir, el escritor es al mismo tiempo centro de la obra porque está relatando su propia historia.
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El autor de la obra no está sujeto a una estructura rígida al momento de escribir su autobiografía. La forma de hacerlo depende solo de él mismo, es decir, tiene libertad en la estructura y en el lenguaje.
Lee con atención la siguiente autobiografía:
De memoria y olvido
Juan José Arreola
Introducción al libro de cuentos Confabulario (1998)
Taller de imprenta, foto de Manolo Rincón. Wikimedia Commons link
Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande. Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán hace cien años. Pero nosotros seguimos siendo tan pueblo que todavía le decimos Zapotlán [...]*
Yo soy el cuarto hijo de unos padres que tuvieron catorce [...] Como casi todos los niños, yo también fui a la escuela. Pero no pude seguir en ella por razones que sí vienen al caso pero que no puedo contar: mi infancia transcurrió en medio del caos provinciano de la Revolución Cristera. Cerradas las iglesias y los colegios religiosos, yo, sobrino de señores curas y de monjas escondidas, no debía ingresar a las aulas oficiales so pena de herejía.
Mi padre, un hombre que siempre sabe hallarle salida a los callejones que no la tienen, en vez de enviarme a un seminario clandestino o una escuela de gobierno, me puso sencillamente a trabajar. Y así, a los doce años de edad entré como aprendiz al taller de Don José María Silva, maestro encuadernador, y luego a la imprenta del Chepo Gutiérrez. De allí nace el gran amor que tengo a los libros en cuanto objetos manuales. El otro, el amor a los textos, había nacido antes por obra de un maestro de primaria a quien rindo homenaje […]
Desde 1930 hasta la fecha he desempeñado más de veinte oficios y empleos diferentes… He sido vendedor ambulante y periodista; mozo de cuerda y cobrador de banco, impresor, comediante y panadero. Lo que ustedes quieran […]
Una última confesión melancólica. No he tenido tiempo de ejercer la literatura. Pero he dedicado todas las horas posibles para amarla. Amo el lenguaje por sobre todas las cosas y venero a los que mediante la palabra han manifestado el espíritu […] Vivo rodeado por sombras clásicas y benévolas que protegen mi sueño de escritor. Pero también por los jóvenes que harán la nueva literatura mexicana: en ellos delego la tarea que no he podido realizar.
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