La actualidad

Casi durante tres siglos las diferentes academias de letras y artes impusieron las formas de expresión por las que se tenían que regir tanto lo que se consideraba arte como aquello que debía ser la belleza.  Poco a poco se cuestionan esas reglas, el artista deja de apegarse a cierto tipo de especificaciones y busca otras formas de relación. Esto no significa que de un día para otro el artista rompa con los criterios de gusto y belleza socialmente vigentes, sino que la relación entre tales criterios y sus obras cada vez se hará más dinámica e incidirá de otra manera en el proceso social. En esa época (Siglo XIX), los criterios de lo que sí era considerado tanto arte como belleza, lo fijaban las academias.

Después de la Revolución francesa, se da con gran impulso la gran primera democratización del arte. En 1791, el Salón, espacio donde se exhibían las mejores pinturas, se abre a todos los artistas y no sólo a aquellos que pertenecieran a la Academia, en este momento las artes tienden a emanciparse de toda coerción o imposición de normas externas a la producción de la obra misma. Este es el punto en donde el término "academicismo" adquiere su connotación más negativa. Pero, por otro lado, es cuando aparecen dos ideas claves para la estética contemporánea:

a) la crisis de la noción de obra de arte como algo acabado, lo que empezará a cuestionar la noción de belleza y,

b) la libertad creativa sin límites del artista.

Así, por ejemplo, Beethoven rompe con los principios clasicistas con sus cuartetos de cuerda en el verano de 1824 y el otoño de 1826. Todo lo anterior permite la entrada de los llamados "Movimientos de vanguardia" o de los llamados “ismos” en el arte.

Ya que los fenómenos históricos no son aislados, sino que están interrelacionados, todos los movimientos de vanguardia se relacionan unos con otros. Su característica primordial es tener un contenido contestatario, de crítica, de ruptura con lo que se siente y cree. En el movimiento fundacional del arte moderno del siglo XX se rompe el paradigma de aquello que se consideraba “la belleza”.

Los grandes cambios del arte que desembocan en nuestros días, se gestan en estos llamados movimientos de vanguardias, producto de la crisis, por ser el detonante del cambio de concepto.

La idea era escandalizar al burgués en su mentalidad pragmática utilitaria a través del rompimiento de la visión del arte como portavoz de las buenas conciencias y, al contrario, comenzar a verlo como el espejo de profundas desigualdades. De ahí que no funcionara ya el tradicional concepto de belleza. Hay siempre una lucha por lo nuevo. Es el compromiso del arte con el devenir de la humanidad. Todo artista de vanguardia cree que puede “cambiar la vida”, lo que implica muchas nuevas variables: formulación de proyectos, problematizaciones, reflexiones, entre otras.

Arte Povera

Las vanguardias comienzan mostrando las dicotomías entre el arte de las academias y el arte que surge de la gestación de las revoluciones del siglo XVIII y XIX, en donde se gesta el concepto de modernidad en un primer sentido de igualdad. El antecedente es el momento de 1848 cuando se da toda una serie de oleadas revolucionarias por toda Europa. El clima es de lucha y de confrontación social, el arte comienza a ser el portavoz de una nueva idea de progreso en donde se plantea una idea de compromiso estético del arte con el tiempo presente.

Como ejemplo tenemos a Baudelaire y Rimbaud tratando de hacer del arte el motor de la transformación de la humanidad, y de los poetas, aquellos en quienes queda a cargo la nueva “educación estética”. El poeta lleva a cabo un “combate”, la acción del poeta conlleva una lucha y también la idea de llegar al fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo.

Conclusión

Este es el momento en donde el arte se empieza a desacralizar al comenzar con la fotografía la representación de la imagen masiva. El arte no escapa a los medios de su tiempo, es el comienzo de un arte mediático. La lucha por lo nuevo implica la innovación tecnológica, nuevos productos con menores costes que comienzan a marcar otro tipo de cotidianidad.  Si hay fotos, el artista pierde el interés por reproducir la realidad. Asimismo, surge la estampa japonesa en donde hay una irrupción de nuevas formas de perspectiva, otra forma de cortar la figura con lo que cambian los conceptos pictóricos.  Por otro lado, aparecen gracias a la ciencia y la tecnol ogía los tubos de pintura, lo que permite a los impresionistas salir al exterior y no crear la luminosidad dentro de un cuarto, lo que permite captar la luminosidad y no seguir la delimitación de la línea y la figura.

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