Las fotografías aéreas se refieren a fotos de la superficie terrestre tomadas desde un avión. Hoy día, la mayoría de los mapas topográficos se elaboran a partir de la interpretación de fotografías aéreas. Las imágenes en blanco y negro son las más utilizadas, debido a su menor costo y a que proporcionan una vista más clara del terreno que las fotos a color, por tanto, facilitan la identificación de los principales rasgos en la superficie.
Las fotografías aéreas son la base para la elaboración de los mapas, en particular los topográficos, pero poseen la ventaja que muestran todos los aspectos del paisaje físico y humano, mientras que los mapas sólo muestran aspectos seleccionados del paisaje. Además, se utilizan para la identificación de todo tipo de recursos naturales, como bosques, suelos, minerales y disponibilidad de agua, entre muchos otros. Por ello, su realización está comúnmente a cargo de organismos del gobierno o empresas particulares.
Existen dos grandes tipos de fotografías aéreas: verticales, se toman cuando el eje óptico de la cámara está casi o en un ángulo de 90° y oblicuas, se toman cuando el eje óptico de la cámara se encuentra en un ángulo menor a 90° con respecto a la superficie terrestre, como las fotos que tomamos desde la ventanilla de un avión.
Es muy raro que se hagan completamente perpendiculares al terreno, ya que el terreno mismo tendría que ser plano y por la dificultad de mantener el avión en una determinada posición. Generalmente se aceptan como “verticales” aquellas fotografías sacadas con el eje principal de los lentes de la cámara lo suficientemente cercano a la vertical. Una regla aproximada es que las fotografías verticales son aceptables para fotogrametría a condición de que estén expuestas con menos de 5° de inclinación.