Cómo caen los cuerpos
La caída de los cuerpos es una de las primeras manifestaciones de movimientos que tenemos en nuestra experiencia. ¿Recuerdas alguna vez que te caíste cuando eras niño? También experimentamos a temprana edad esta idea con la caída de los objetos en general: la lluvia, nuestra pelota favorita o las hojas de los árboles son sólo algunos ejemplos de lo que consideramos caída libre.
Como la mayoría de los movimientos de caída libre se dan en un espacio corto, no es fácil constatar que en la caída del objeto está presente la fricción con el aire que lo rodea. De esta manera, nos olvidamos de la fricción y no la tomamos en cuenta. Así, vamos a comenzar el análisis de la caída de cuerpos, considerando que caen distancias cortas y que la fricción con el aire no influye notablemente.
Se dice que Galileo fue una de las primeras personas que observó con atención el movimiento de los cuerpos al caer, y desde luego, se dio cuenta que los objetos, en general, aumentan su rapidez de caída conforme pasa el tiempo. Lo anterior quiere decir que entre más tiempo transcurra, más rápido van a ir en su descenso. ¿Crees poder lograr ver ese hecho a simple vista? Fue Galileo quien estableció las primeras reglas que siguen los objetos en descenso, y sólo después de un cuidadoso análisis experimental, pudo determinar que los objetos aumentan su rapidez, y por lo tanto su velocidad - aproximadamente 9.8 $\frac{m}{s}$ en cada segundo- o escrito de otra forma, el cambio de la velocidad (llamada aceleración) del objeto es de: $\frac{ 9.8 \frac{m}{s}}{s}$=9.8$\frac{m}{s^2}$
De esta manera, si en determinado momento el objeto que cae tiene una rapidez de 20$\frac{m}{s}$ hacia abajo (velocidad negativa), un segundo más tarde tendrá una rapidez de 29.8 $\frac{m}{s}$, y al siguiente segundo tendrá una rapidez de 39.6 $\frac{m}{s}$, y así sucesivamente. ¿Verdad que es muy sencillo?
Si lo piensas un momento, el incremento constante en la rapidez tendrá repercusión en la gráfica del movimiento.