Al preguntarnos de qué manera podemos representar mejor la superficie terrestre, pensemos que ésta es un espacio curvo, denominado geoide.

Sin embargo, desde un punto de vista geométrico, se acostumbra utilizar la figura de un elipsoide como la representación más adecuada. A pesar de ello, es más común que consideremos a nuestro planeta como una esfera, la cual comparte una relación topológica con el elipsoide, ya que es relativamente fácil pasar de un elipsoide a una esfera de igual superficie.

La idea de una Tierra esférica nos ha servido para que podamos representar a nuestro planeta de una manera sencilla.

Lo único que tenemos que hacer es modificar su tamaño, pues las distancias relativas, ángulos, áreas y otros elementos como rumbos y círculos máximos se mantienen sin cambio. Otras razones para considerar a nuestro planeta como una esfera es que mantiene sin distorsiones las relaciones geométricas entre latitud y longitud, Ecuador y polo, continentes y océanos.

Una proyección facilita la representación de puntos y líneas de un plano en otro. Dicho de otra manera, el proceso es semejante al que ocurre cuando una fuente luminosa proyecta las siluetas de objetos hacia una superficie cualquiera.

La proyección geométrica de la esfera terrestre se puede desarrollar en forma aproximada, dividiéndola en una serie de zonas y substituyendo cada una por un cono circular recto. Si las superficies cónicas están inscritas dentro de la esfera, el desarrollo será más pequeño que la superficie esférica, mientras que si las superficies cónicas están inscritas alrededor de la esfera, el desarrollo será mayor.

Recordemos que, la intersección de un plano con una esfera corresponde a un círculo. Además depende del diámetro del círculo el punto por el que pase el plano, lo anterior lo ejemplificamos con el círculo máximo de la Tierra denominado Ecuador y con los círculos menores que pueden ser cualquier paralelo.

Lo anterior ejemplifica cómo las proyecciones de la esfera terrestre se han derivado de formas geométricas. Todas ellas comparten la misma característica: mostrar la posición correcta de las líneas de longitud y latitud del planeta. En otras palabras, cada proyección es solamente un reordenamiento de los meridianos y paralelos trasladados del globo terrestre a un mapa.

Dado que no hay forma de eliminar los errores al trasladar una superficie curva a una superficie plana ninguna proyección es geométricamente perfecta. Por tanto, resulta difícil mantener características como ángulos, superficies y distancias. De esta manera, cada proyección se elabora a partir de una figura geométrica que permita cumplir un propósito particular y por tanto tiene sus propias virtudes y limitaciones.

El significado de las diversas propiedades geométricas que pueden mantenerse depende de la extensión de la región que debe representarse en el mapa. Algunos sistemas de transformación son adecuados para representar la Tierra en su totalidad. En otros, sólo nos ayudan a representar una parte de la superficie terrestre.

Los mapas sacrifican la exactitud geométrica por ser más prácticos. El reto es ¿cómo combinar la exactitud geométrica del globo con la versatilidad de los mapas? Esto se logra a través del uso de las diferentes proyecciones cartográficas de la esfera terrestre.

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