¿Sabías que alrededor del 50 al 70% del peso corporal lo ocupa el agua? Estos porcentajes pueden variar con la edad, el sexo y el grado de obesidad. Conforme avanza la edad el porcentaje de agua disminuye debido en parte al aumento de peso causado por la grasa.

Ahora, alrededor de un 40% de los líquidos presentes en nuestro cuerpo se encuentran en el interior de las células y se le denomina líquido o fluido intracelular (LIC), y es el que se encuentra en el citoplasma de la célula. El líquido que se encuentra fuera de las células es conocido como líquido extracelular (LEC) y corresponde a un tercio del total del agua corporal (aproximadamente un 20%), este líquido se encuentra en constante movimiento e intercambio, ya que no solo contiene iones (sodio, cloro y bicarbonato) y nutrientes (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos) necesarios para mantener las funciones vitales de la célula sino que también transporta los desechos de esta.

Podríamos decir en términos generales que todas las células viven y se mantienen en un mismo medio al que también se le ha denominado medio interno(o líquido extracelular).

A continuación se describen todos los fluidos que son clasificados dentro de los líquidos extracelulares.

1. El plasma

Es el componente mayoritario de la sangre, básicamente es una solución acuosa de color amarillento en la que se encuentran gases disueltos, electrolitos, iones y sustancias más complejas como lípidos, hormonas, vitaminas, proteínas plasmáticas tales como la albúmina, globulinas y factores de coagulación.

2. Líquido intersticial

Este líquido se encuentra entre las células que forman los tejidos y órganos, en él se encuentran los principales nutrientes y sustancias de desecho.

3. Líquido de la linfa

La linfa es un líquido que se forma por la filtración del plasma sanguíneo a través de los capilares y es transportado por medio de los vasos linfáticos que recorren todo el cuerpo. Este líquido es rico en glóbulos blancos que atacan a los virus, bacterias y otros agentes que puedan causar trastornos en el organismo y a diferencia del plasma carece de eritrocitos. La linfa tiene como misión aportar nutrientes y oxígeno a las células así como eliminar los desechos metabólicos y toxinas.

4. Líquidos transcelulares

Estos líquidos son secretados por las células epiteliales y entre ellos se encuentran las secreciones digestivas (saliva, líquido pancreático, biliar, intestinal), la orina, el líquido cefalorraquídeo, el líquido ocular, el líquido intrapleural y el líquido sinovial.

Observa las siguientes figuras que te permitirán comprender mejor los tipos de líquidos celulares:

Si consideras los trillones de células del cuerpo humano te darás cuenta que necesitan de un medio interno que posea ciertas condiciones que las mantenga funcionando de una forma óptima. De tal forma que el pH, concentración de sales, temperatura y volumen, deben permanecer dentro de ciertos rangos para que la funcionalidad de las células no se vea afectada. Entonces denominaremos homeostasis al mantenimiento del medio interno en condiciones relativamente constantes.

Si las condiciones del medio interno son favorables, cada célula se mantiene viva y por lo tanto su aportación funcional es adecuada para el tejido del que forma parte. De manera similar, los tejidos contribuyen a los órganos, que, a su vez, forman parte de los sistemas. Lo anterior nos puede llevar a construir un ciclo homeostático en el que los sistemas del cuerpo trabajan interdependientemente para dar su contribución funcional para el mantenimiento adecuado del líquido extracelular (o medio interno).

Por lo tanto, una de las funciones primordiales de todos los sistemas del cuerpo (respiratorio, digestivo, reproductivo, circulatorio, etc.) es mantener una estricta regulación en: volumen, temperatura, pH y concentración del medio interno, de tal manera que cada célula está comprometida a contribuir funcionalmente a la economía del cuerpo en su conjunto.

Observa el siguiente ciclo homeostático para que identifiques la secuencia y los procesos que intervienen:

Las células pueden sufrir ciertas alteraciones en su medio que las afectan y depende de la capacidad del organismo para restablecer esas condiciones y lograr la sobrevivencia de la célula. El líquido extracelular no está siempre igual, está en un continuo intercambio con los demás líquidos del cuerpo, por lo que el organismo estará tratando de que las condiciones de temperatura, pH, concentración de sales, etc; vuelvan a un rango de valores dentro de la normalidad. Dado lo anterior podemos plantear que el medio interno en el que se encuentran las células está en un equilibrio dinámico encaminado al buen funcionamiento de éstas y además de los tejidos y órganos en los que se encuentran.

Las células de nuestro cuerpo obtienen los nutrientes y el agua a través de la función del sistema digestivo y el sistema respiratorio aporta el oxígeno y después elimina el dióxido de carbono productos de la respiración. El riñón elimina los desechos, controla el volumen de agua y la concentración de sales de la sangre.

El sistema circulatorio es quién se encarga del transporte de los nutrientes, del oxígeno y de los desechos de la digestión que van en la sangre.

La homeostasis no es un órgano ni una función, sino un término que utilizamos para referirnos al conjunto de órganos y al equilibrio y estabilidad (mecanismos) que deben mantenerse entre éstos y las funciones que desempeñan a nivel macroscópico, (sin olvidar que su origen es a nivel microscópico), ante los cambios que se producen en el medio interno que rodea a las células. Por lo anterior podemos concluir que los mecanismos homeostáticos son los encargados de restituir las condiciones necesarias para que las células puedan vivir en nuestro cuerpo.

Con base en este concepto de homeostasis, podemos comprender la relación que existe entre la piel y la temperatura del cuerpo, es decir, la temperatura del cuerpo se mantiene constante, en las condiciones que sean, lo mismo si una persona navega por zonas polares, o por un caluroso desierto. Esto es debido a la intervención del hipotálamo que, mediante mecanismos homeostáticos de control, regula y mantiene la temperatura del cuerpo. La piel, también interviene en la regulación térmica del organismo, y así, tanto la superficie de la piel, como el vello o los pelos y plumas en los animales, mantienen una temperatura constante, al oponerse a una irradiación excesiva. La capa cornea es la encargada de regular la evaporación del agua. Con estos ejemplos puedes darte cuenta que el cuerpo humano debe mantener esta homeostasis, para su buen funcionamiento.

Realicemos una actividad para evaluar lo aprendido. Coloca dentro de las definiciones el concepto que corresponda.